lunes, 8 de septiembre de 2025

La Asociación Española Contra el Cáncer en Ourense reclama la recuperación de las paradas del tren en A Guiña que eran vitales para los pacientes oncológicos


Hoy la Asociación Española Contra el Cáncer en la provincia de Ourense que preside Germán Rodríguez-Saa difundió  un Comunicado que considero de enrome importancia ya que traslada la posición de los enfermos de cáncer de nuestra provincia y los perjuicios que les supone la supresión de paradas en horarios racionales de los trenes AVE en la estación Porta de Galicia en A Gudiña:

Esta es su literalidad:

“Queridas vecinas y vecinos, autoridades, representantes y amigos:

Comparezco de nuevo como presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en la provincia de Ourense para insistir en un asunto que, lejos de ser una simple cuestión de transporte, se ha convertido en un problema sanitario y humano de primer orden: la supresión de paradas de tren en A Gudiña.

No hablamos de estadísticas, hablamos de personas. Quiero poner nombre y rostro a esta situación: Daniel Óscar Santamaría, un paciente residente en Verín, que desde hace meses viaja a Madrid para recibir tratamiento contra un sarcoma en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Hasta el pasado 9 de junio podía tomar un tren en A Gudiña, acudir a su sesión de quimioterapia y regresar en el mismo día. Pero con la supresión de esas paradas, esa posibilidad desapareció.

Hoy, Daniel y su esposa Cristina se ven obligados a pasar la noche en Madrid, asumir costes adicionales y soportar la incertidumbre de conseguir alojamiento. Todo ello en medio de un tratamiento que ya de por sí es duro y agotador. Como bien dice Cristina: «Estamos hablando de una persona enferma». Este caso no es aislado: representa a muchos pacientes que, en zonas rurales como la nuestra, dependen del tren como única vía segura y asequible para acceder a sus tratamientos.

A esto se suma otra realidad que hemos vivido recientemente: los incendios que arrasaron nuestra provincia. Es cierto que durante los días más graves el tren también quedó interrumpido. Pero esa experiencia debe servirnos de lección: cuando los pueblos quedan aislados y las carreteras dañadas, el ferrocarril es un recurso estratégico para la recuperación. Mantener y reforzar paradas como la de A Gudiña significa dotarnos de una herramienta de prevención y resiliencia, capaz de garantizar movilidad, asistencia y cohesión territorial en momentos críticos.

En este contexto, estamos escuchando que la alta velocidad se concibe sobre todo como un medio de competir con el avión o con el automóvil. Pero creemos firmemente que el tren no puede reducirse únicamente a esa visión. Debe entenderse también como una inversión de interés público, porque su verdadero valor no está en lo que recauda hoy, sino en lo que construye para mañana: igualdad, cohesión territorial, oportunidades y vida digna para miles de personas.

Yo me pregunto: ¿y si dentro de unos años, precisamente gracias a estas paradas estratégicas en zonas rurales, conseguimos que sean estos territorios los que actúen como polos de atracción, equilibrando el país frente a la presión de las grandes capitales? Todas las decisiones actuales parecen hechas para favorecer a los grandes núcleos de población, pero la alta velocidad cambia las reglas del juego: en apenas unos minutos, lo que hoy es periferia puede convertirse en centro, y lo que hoy es dependencia puede convertirse en motor. Si eliminamos estas oportunidades ahora, estamos condicionando un futuro inmediato que podría ser mucho más justo y equilibrado.

Por todo ello, desde la Asociación Española Contra el Cáncer en Ourense no pedimos un privilegio, exigimos equidad y justicia. Exigimos que se devuelva a A Gudiña lo que nunca debió perder: una conexión ferroviaria que es mucho más que un servicio de transporte. Es una arteria vital para los pacientes oncológicos, para las familias rurales y para la dignidad de nuestra provincia.

Apelo, por tanto, a las administraciones competentes, a Renfe, a Adif y al Gobierno: aún están a tiempo de rectificar. Porque rectificar no es un signo de debilidad, es un acto de responsabilidad y humanidad.

Ourense merece dignidad. Nuestros pacientes merecen dignidad. Y la dignidad no se negocia: se garantiza. Muchas gracias.”