martes, 28 de septiembre de 2021

Los PGE para 2002 podrían ser una oportunidad siempre y cuando..

 

Estamos  a la espera de conocer el proyecto de ley de presupuestos generales del Estado para 2022, que prepara desde hace semanas el Gobierno de Pedro Sánchez.

Iban a ser aprobados en el Consejo de Ministros de hoy pero lo cierto es que las discrepancias existentes en el seno del Gobierno entre socialistas y comunistas-populistas son todavía importantes, especialmente en cuanto a la fiscalidad, la vivienda, etc. Y las negociaciones sin cerrar con sus socios parlamentarios de referencia: ERC, EH-Bildu y PNV.

Lo cierto es que los PGE para 2002 podrían ser una oportunidad para España siempre y cuando..

·  Partan de un cuadro macroeconómico y unas previsiones fiscales que sean realistas y no estén infladas como hicieron en los PGE de este año en los que, 4 meses después de aprobarse, se vieron obligados a revisar a la baja el crecimiento económico (del 9,8% al 6,5%) y al alza el déficit público (del -7,7% al -8,4%), convirtiendo los presupuestos en papel mojado tal y como denunciamos en el PP.


·  El ajuste no recaiga en los españoles, ni las familias, ni los autónomos y empresas, sino en el propio gobierno reduciendo el gasto improductivo:

o   Como ejemplo, el Instituto de Estudios Económicos presentó un trabajo sobre la “Eficiencia del gasto público. Medición y propuestas de mejora” en el que estiman que España puede mejorar su eficiencia un 14% para igualar el nivel medio de la OCDE. Esto supone que se podría ajustar el gasto entre 58.000 y 60.000 M€ manteniendo los mismos niveles de calidad de nuestros servicios públicos.

o   En la misma línea van los diferentes “spending reviews” realizados por AIReF que, con el ahora ministro Escrivá, encontró que se podía mejorar el gasto en torno a 30.000 M€.


·  No suban ningún impuesto, y a ser posible revierten alguno de los que este gobierno ha impuesto de forma unilateral (p.e. el Impuesto sobre el uso de determinados servicios digitales) con una recaudación muy pequeña, pero con grandes distorsiones en términos de competitividad de nuestras empresas en un momento clave para avanzar en el proceso de digitalización.  Suprimen definitivamente tanto el impuesto sobre el patrimonio como el de sucesiones y donaciones.


·  Incluyan un Plan de Reequilibrio fiscal, tal y como exige el art. 11.3 de la LOEPSF, que permita recuperar la credibilidad de nuestra economía y reduzca la vulnerabilidad asociada al déficit y al alto volumen de deuda pública.


·   Y se ejecuten de forma eficiente los fondos europeos, cosa que no ha sucedido este año en el que, con los últimos datos disponibles, sólo se han ejecutado 1.786 M€, ni el 7.5% de los 24.200 M€ presupuestados para 2021.


Mucho nos tememos que estas premisas no serán consideradas.