jueves, 11 de septiembre de 2025

El ministro Óscar Puente dice que las paradas suprimidas en la estación de A Gudiña "que se defendían como horarios necesarios para el mantenimiento de la población no eran operativos". indignante afirmación.


Asistí ayer en el Pleno del Congreso a la comparecencia del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente para hablar sobre las incidencias en la red ferroviaria,  en la red aeroportuaria y sobre la reducción de las paradas de autobuses.

Tras escuchar  en su primera intervención al ministro, que no se refirió a los temas ferroviarios, escudándose en que ya había hablado suficiente en la Comisión de Transportes de la pasada semana, llegó el turno de los portavoces de los Grupos Parlamentarios.

Y uno de ello,  el diputado Sr. Rego, se dirigió al ministro Óscar Puente y le dijo: “Yo quiero hacer una anotación que tiene que ver con la exigencia de muchos usuarios y usuarias sobre la reposición de algunas paradas, como la de la A Gudiña, que daba servicio a toda la zona oriental de Orense, de Valdeorras y también del Bierzo. Sabemos que ustedes tienen otra posición, pero el servicio ferroviario tiene que atender al máximo de demanda, está ahí para ser útil para la ciudadanía.”

En su nuevo turno el ministro Puente, sobre este tema  dijo: “El señor Rego ha hecho alusión a la supresión de algunas frecuencias en la estación de A Gudiña, es más, ha dicho: Una estación que servía a la comarca. Servía y sirve, porque la estación de A Gudiña sigue existiendo, lo que sucede es que ha pasado de tener nueve frecuencias diarias de alta velocidad a tener seis.

Si usted analiza la ratio de frecuencia por habitante que tiene esa estación, está, junto con la de Puebla de Sanabria, en el lugar más alto de España. Por tanto, sigue teniendo servicio de alta velocidad. Otra cosa es que, con los recursos finitos que tenemos ―no son infinitos― y tratando de dar servicio al mayor volumen de población posible ―porque para eso está la alta velocidad, para comunicar puntos distantes entre sí y ampliamente poblados―, hemos mejorado sensiblemente los tiempos de traslado tanto a A Coruña como a Vigo, con un resultado sorprendente. Y es que hemos ganado en viajeros de manera muy notable tanto en Vigo como en A Coruña, pero también hemos ganado viajeros en Puebla de Sanabria y en A Gudiña.

¿Por qué? Porque la supresión de frecuencias ha ido acompañada de un ajuste de horarios que viene mejor a esas estaciones más pequeñas. (Protestas). Sí, porque esos horarios que se defendían como horarios necesarios para el mantenimiento de la población no eran operativos, y la prueba es que, en las frecuencias que hoy mantenemos, se están subiendo y bajando más personas que las que lo hacían en las que hemos suprimido. Por eso, creo que aquí hay que hacer pedagogía y explicar a la gente las cosas tal y como son.”



MI VALORACIÓN SOBRE LA RESPUESTA DEL MINISTRO

El ministro Óscar Puente ha vuelto a acreditar ayer en el Pleno del Congreso  una total falta de sensibilidad y de respeto a los miles de usuarios de las estaciones de alta velocidad de A Gudiña y de Sanabria.

Desmontaré  su falaz respuesta.

- Sobre la ratio frecuencia por habitante: El ministro no puede desconocer que la población que atiende una estación no es exclusivamente la del término municipal en la que se ubica. Así, la estación de Porta de Galicia se ubica en el concello de  A Gudiña, que en 2024 tenía 1.186 habitantes, pero los miles de usuarios potenciales proceden de las comarcas de Monterrei, Viana, Valdeorras, Trives, Conso-Frieira, A Limia y de las comarcas vecinas del norte de Portugal.

- Sobre que “la supresión de frecuencias ha ido acompañada de un ajuste de horarios que viene mejor a esas estaciones más pequeñas”:

Al respecto decir que esta manifestación es gravísima y tan pronto la escuché, no me pude contener, y protesté en el hemiciclo de viva voz (así se hace constar en el diario de sesiones). Y es que esa barbaridad de afirmación vino seguida de otra mayor esos horarios que se defendían como horarios necesarios para el mantenimiento de la población no eran operativos”

!Que desfachatez, que frivolidad.. Miles de personas se han manifestado reclamando en A Gudiña y en Zamora horarios racionales y útiles y el ministro los desprecia insultando su inteligencia.

Puente sabe que los usuarios de la estación Porta de Galicia no tienen desde el 9 de junio más alternativa matinal para viajar a Madrid que tomar un AVLO a las 12:08 que llega a la capital a las 14:08. Y que si quieren regresar el mismo día el último tren sale a las 18:06 para llegar a  A Gudiña a las 20:02. Antes del 9 de junio podrían llegar a las 10:30 horas a Madrid.

Estamos ante un auténtico disparate de horarios. Son irracionales, inútiles y discriminatorios para los habitantes del medio rural. Imposibilitan todas las actividades matinales en Madrid: gestiones administrativas, actividades empresariales, formativas, consultas profesionales, enlaces con otros modos de transporte y sobre todo acudir a tratamientos médicos.

Valgan como ejemplo, las muy recientes palabras expresadas por parte del presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Ourense, insistiendo en un asunto que, lejos de ser una simple cuestión de transporte, se ha convertido en un problema sanitario y humano de primer orden: la supresión de paradas de tren en A Gudiña.

Y ponía este ejemplo: “No hablamos de estadísticas, hablamos de personas. Quiero poner nombre y rostro a esta situación: Daniel Óscar Santamaría, un paciente residente en Verín, que desde hace meses viaja a Madrid para recibir tratamiento contra un sarcoma en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Hasta el pasado 9 de junio podía tomar un tren en A Gudiña, acudir a su sesión de quimioterapia y regresar en el mismo día. Pero con la supresión de esas paradas, esa posibilidad desapareció.

Hoy, Daniel y su esposa Cristina se ven obligados a pasar la noche en Madrid, asumir costes adicionales y soportar la incertidumbre de conseguir alojamiento. Todo ello en medio de un tratamiento que ya de por sí es duro y agotador. Como bien dice Cristina: «Estamos hablando de una persona enferma». Este caso no es aislado: representa a muchos pacientes que, en zonas rurales como la nuestra, dependen del tren como única vía segura y asequible para acceder a sus tratamientos.