Hoy Alberto Núñez Feijóo hizo esta Declaración:
"Buenos días a todos.
Lamento tener que comparecer en estas circunstancias, pero nadie, y digo nadie, que tenga un mínimo de aprecio en nuestro país puede ignorar el estado de putrefacción al que nos tiene sometido el actual Gobierno. La degradación es total.
Ha llegado el momento de que la mayoría de los españoles decentes entendamos y reaccionemos ante lo que está en juego. El partido, el Gobierno y la familia más directa del actual presidente del Gobierno están rodeados de corrupción. Todas las personas de su confianza, antes de llegar a la Moncloa, están imputadas o señaladas.
Su familia más cercana, su actual número dos, su anterior número dos, su fiscal general del Estado… Más de una veintena de altos cargos de su entorno están implicados en las distintas tramas. Mire donde mire, Sánchez está rodeado de corrupción. Convivimos con escándalos que han pasado de producirse por días a trascender por horas.
Pero a todo este bochorno, inaceptable en una democracia sana, se ha unido en las últimas horas otra modalidad de corrupción: quien empezó esta legislatura con una amnistía pretende ahora buscar su impunidad ante sus presuntos delitos.
A la vista de todos está que pretende conseguirlo como siempre ha perseguido el poder, de la forma que sea, al precio que sea y a costa de lo que sea.
En pocas horas hemos conocido ofertas de impunidad a delincuentes a cambio de obtener expedientes contra agentes y fuerzas de seguridad del Estado, promesas de ascenso a mandos policiales que se dejen corromper, extorsión de servidores públicos amenazados con airear vídeos sexuales, persecución a fiscales y jueces que persiguen la corrupción, amenazas a periodistas que lo publiquen… Que nadie se engañe: todo esto que estamos viviendo, leyendo y escuchando son prácticas mafiosas que no caben en democracia.
Sí en otros regímenes, pero en democracia no. Por eso, en defensa de la decencia democrática, esta huida hacia adelante debe de combatirse.
En primer lugar, quiero dirigirme al señor Sánchez: servir a la nación como presidente del Gobierno es un honor y hace tiempo que ya no es digno de ejercerlo. Dure lo que dure, pero su mandato está en fase terminal porque no da más de sí. Y cuanto más se resista, más será la humillación con la que se irá.
Incluso quienes le tienen estima deberían aconsejárselo. La corrupción no salió de la Moncloa con el cese de su número 2, ni saldrá con un expediente a dos o tres mandados o mandadas. La trama de corrupción saldrá de la Moncloa cuando salga de ella el señor Sánchez y no encontrará cortafuegos posible.
En segundo lugar, quiero dirigirme a las instituciones del Estado, a las fuerzas y cuerpos de seguridad y a ustedes, a los medios de comunicación: no tienen que defenderse ni pedir perdón por hacer su trabajo. En todo caso, es con ellos con los que hay que disculparse por las presiones que están sufriendo.
Tienen que seguir ejerciendo su labor, en libertad y en conciencia, porque se deben solo al imperio de la ley. Tendrán siempre nuestro apoyo y nuestro respeto.
Y, en tercer lugar, quiero dirigirme a la sociedad española: será la justicia independiente quien dictamine con exactitud los delitos cometidos, pero, políticamente, esta situación es inaceptable e inasumible para cualquier demócrata.
La inmoralidad de este Gobierno y de este presidente es incompatible con la decencia democrática. La apropiación de lo que es de todos por el interés privado es incompatible con la ética que requiere cualquier servicio público. La búsqueda de la impunidad de los políticos es incompatible con la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Quebrantar las normas es incompatible con hacerlas cumplir a los demás.
La realidad es que quienes dijeron que llegaron para expulsar la corrupción la han normalizado en la Moncloa. Mintieron, presuntamente delinquieron y, para taparlo todo, extorsionaron. Y ante una situación así hay que decir basta.
Esto ya va solo de una cosa: decadencia o limpieza, mentiras o integridad, cloacas o decencia, democracia o mafia.
La gravedad de los hechos conocidos, y aun parece que quedan hechos por conocer, trasciende a cualquier ideología, coyuntura o manía personal de nadie.
Ponen a prueba la integridad de un país entero, empezando por quienes le sostienen o justifican lo que está ocurriendo .Hace siete años, los actuales socios del señor Sánchez dijeron que apoyaban una moción de censura para combatir la corrupción. Si fuesen consecuentes, ahora deberían hacer lo mismo sin ninguna duda.
Seré claro: la moción de censura para sacar la corrupción de la Moncloa no depende de mi voluntad. Yo la tengo toda. Depende de quienes le han dado soporte parlamentario hasta ahora.
Si quieren acabar con esto, el Partido Popular sigue a disposición. Si no quieren, no tengan duda de que les arrastrará y que la mayoría de los españoles decentes les hará cómplices de esta degradación y no la olvidarán.
Dicho esto, la decadencia de este Gobierno y la convivencia de sus socios les retratan solamente a ellos.
El futuro de la nación es del conjunto de los españoles y es al conjunto de los españoles al que le corresponde tomar la palabra. Si no pueden hacerlo en unas urnas porque Sánchez sigue negándose a convocar unas elecciones generales, podrán hacerlo en la calle, en una concentración convocada por el primer partido de España el 8 de junio en Madrid.
Llamo a todos los españoles que quieran evidenciar su rechazo a un Gobierno que ataca a jueces y a fiscales, que persigue a la Guardia Civil, a periodistas y que no sólo ha urdido una trama de corrupción para servirse de lo que es de todos, sino también otra para intentar taparlo con chantajes y amenazas mafiosas.
A España no puede definirla este Gobierno. España no es esto. Un país de personas honradas no se merece a gobernantes deshonestos. Un país de gente humilde no se merece a políticos que se creen por encima de la ley. Un país de trabajadores no se merece a tantos sin vergüenza.
Somos más las personas decentes. Somos más las personas que no toleramos prácticas mafiosas. Somos más quienes cumplimos las leyes. Somos más quienes creemos que esta nación nos corresponde a todos y no a una casta de irresponsables.
Y debemos demostrarlo en las calles. A la inmensa mayoría de españoles que sí representa esta nación les pido que alcen la voz y no normalicen una España decadente, de escándalos y de corrupción.
Y no sólo tengo una petición, tengo un compromiso: pueden contar conmigo y con mi partido.
Que no tengan duda de que el primer partido de España dará una respuesta amplia, clara, contundente y continuada a este frente de decadencia. En todos los ámbitos y todo el tiempo que dure esta agonía. Desde las cortes, hasta la calle, hasta los tribunales. Desde ya y hasta que la decadencia del gobierno de España actual finalice.
Cambiaremos la mentira por la verdad; el escándalo por el buen trabajo; la corrupción por la regeneración; los privilegios por la igualdad ante la ley; los enchufes y contratos a dedo por una auditoría; la división y las cortinas de humo por la concordia y la política que sirve.
Vamos a romper con todo esto. El cambio llegará y lo hará con valores. A la espera de hacerlo en las urnas llenándolas de votos, hagámoslo llenando las calles de toda España".