El presidente Pedro Sánchez ha modificado su posición, cediendo a un
nuevo chantaje de Junts, vinculado a la moción de confianza y a la tramitación
de una proposición no de ley referida a ella.
El sanchismo ha perdido en el chantaje con el que
intentó someter al PP, al que reaccionamos con toda la determinación, a través
de una ofensiva parlamentaria y una campaña de firmas.
Y ha perdido, doblemente, aceptando el chantaje al que
le ha vuelto a someter Puigdemont, que desde Waterloo ha conseguido incluso
retrasar la reunión de Consejo de Ministros de ayer.
La derrota de Sánchez, a la vista de todos los
españoles, consiste en pagar el chantaje de una minoría -Junts- cuando tenía la
posibilidad de aceptar la propuesta gratuita, además de los votos, de la
mayoría -el PP.
Durante días Sánchez ha sostenido con instencia que era imposible
trocear el decreto ómnibus, lo que finalmente ha hecho. Está claro que todo es
posible con Sánchez, muy especialmente los chantajes, las cesiones y las
trampas, así como la incoherencia y las mentiras. Cada día supera sus propios
límites. Lo vimos con la amnistía, a la que han seguido graves intentos de
eliminación de los contrapesos del Estado, incluida la deslegitimación del
poder judicial, de la oposición política y de parte de la prensa, complementada
por propuestas legales tremendas como la Ley Begoña o la intervención inédita
desde el Gobierno en la primera empresa de telecomunicaciones de España.
El PP mantiene vivas en el registro del Congreso tres
iniciativas parlamentarias para subir las pensiones, ayudar a las víctimas de
la dana y bonificar el abono de transporte, lo que demuestra de manera
indubitable y frente a cualquier bulo o relato falso que no hacía falta someter
al país al intolerable chantaje que se ha retransmitido en directo desde el
Palacio de La Moncloa.
Además de las tres proposiciones, contamos con una
moción aprobada en el Senado, con idénticos mandatos al Gobierno, en la que los
senadores socialistas se han retratado como cómplices de las trampas del
sanchismo dispuestos a utilizar a los pensionistas, los jóvenes y los afectados
de la dana como escudos humanos de una estrategia con finalidades partidistas.
Hoy más que nunca ha quedado claro que la alternativa
de solvencia, de seriedad y de rigor, el proyecto de política útil, es el que
representa el Partido Popular. Una alternativa a favor de revalorizar las
pensiones y de ayudar a quienes lo necesitan, pero alejada de las estrategias
de enfrentamiento y mentiras de Sánchez.
Y ha quedado claro, como señalaba hoy Borja Semprer "que no tenemos un Gobierno, no tenemos una legislatura, tenemos un mercado
persa; pero el problema está en que el pago se hace a costa de los españoles.
No hay mayoría parlamentaria, no hay mayoría social y no hay un proyecto
político para España".