Pero lo que debería ser un día para recordar con alegría, se empañó puesto que el convoy de Renfe, con casi quinientos viajeros a bordo, se quedó parado a menos de un kilómetro de la estación de Ourense y tras casi dos horas de espera tuvo que ser remolcado por un tren Alvia 730.
La consecuencia fue que el tren llegó a la estación madrileña de Chamartín con 133 minutos de retraso.
Inicialmente situaban el problema en la red de electrificación, que es competencia de ADIF. Pero luego conocimos que la causa de la detención obedecía a problemas en el pantógrafo del tren, responsabilidad del vehículo que Renfe recibió de Talgo.
La averías pueden ocurrir, pero lo acontecido hoy ha sido muy lamentable. Renfe, Adif y el Mitma deben investigar lo ocurrido y tratar de que no se vuelva a repetir.