Ayer, 15 de mayo la Comisión publicó las previsiones correspondientes a primavera. Que se basan en una serie de hipótesis técnicas sobre los tipos de cambio, los tipos de interés y los precios de los productos básicos hasta la fecha límite del 25 de abril.
Por lo que respecta a los demás datos considerados, incluidas las hipótesis sobre políticas públicas, estas previsiones tienen en cuenta la información obtenida hasta el 28 de abril inclusive. Las hipótesis parten del supuesto de que no se produzcan cambios en las políticas, salvo que se anuncien nuevas políticas especificadas con el suficiente detalle.
Esta es la nota de prensa:
"La economía europea sigue mostrando su resiliencia en un contexto mundial difícil. El descenso de los precios de la energía, la reducción de las limitaciones de suministro y la fortaleza del mercado de trabajo favorecieron un crecimiento moderado en el primer trimestre de 2023, disipando el temor a una recesión. Este inicio de año mejor de lo previsto eleva las perspectivas de crecimiento de la economía de la UE al 1,0 % en 2023 y al 1,7 % en 2024 (frente al 0,8 % y al 1,6 %, respectivamente, en las previsiones intermedias de invierno).
Las revisiones al alza para la zona del euro son de magnitud similar, y en la actualidad se espera que el crecimiento del PIB se sitúe en el 1,1 % y el 1,6 % en 2023 y 2024, respectivamente. Como consecuencia de las persistentes presiones sobre los precios básicos, la inflación también se ha revisado al alza en comparación con las previsiones de invierno, hasta el 5,8 % en 2023 y el 2,8 % en 2024 en la zona del euro.
El descenso de los precios de la energía
eleva las perspectivas de crecimiento
Según
la estimación preliminar de Eurostat, el PIB creció en un 0,3 % en la UE y
en un 0,1 % en la zona del euro en el primer trimestre de 2023. Los
indicadores de tendencia sugieren un crecimiento sostenido en el segundo
trimestre.
La
economía europea ha conseguido contener los efectos adversos de la guerra de
agresión de Rusia contra Ucrania, haciendo frente a la crisis energética
gracias a una rápida diversificación del suministro y a una caída considerable
del consumo de gas. La economía está acusando el marcado descenso de los
precios de la energía, lo que está provocando una reducción de los costes de
producción de las empresas. Los consumidores están beneficiándose asimismo de
una bajada de su factura energética, aunque el consumo privado seguirá siendo
moderado, ya que el crecimiento de los salarios no sigue el ritmo de la
inflación.
Dado
que la inflación sigue siendo elevada, se prevé que las condiciones de
financiación sigan endureciéndose. Aunque se espera que el BCE y otros bancos
centrales de la UE den pronto por finalizado el ciclo de subidas de los tipos
de interés, es probable que las recientes turbulencias en el sector financiero
intensifiquen la presión sobre el coste y la facilidad de acceso al crédito,
ralentizando el crecimiento de la inversión y afectando, en particular, a la
inversión en vivienda.
Aunque la inflación subyacente se ha
revisado al alza, se espera que vaya disminuyendo gradualmente
Tras
alcanzar un máximo en 2022, la inflación general siguió disminuyendo en el
primer trimestre de 2023, en un contexto de fuerte desaceleración de los
precios de la energía. Sin embargo, la inflación subyacente (es decir, la
inflación general excluidos la energía y los alimentos no elaborados) está
resultando más persistente. Aunque en marzo alcanzó un máximo histórico del
7,6 %, se prevé que vaya disminuyendo de forma gradual durante el periodo
de previsión, a medida que los márgenes de beneficio absorban presiones
salariales más elevadas y se endurezcan las condiciones de financiación. La
estimación rápida de abril sobre el índice armonizado de precios de consumo de
la zona del euro, publicada después de la fecha de cierre de las presentes
previsiones, muestra un ligero descenso de la tasa de inflación subyacente, lo
que lleva a pensar que podría haber alcanzado su nivel máximo en el primer
trimestre, como se había previsto. Sobre una base anual, se prevé que la
inflación subyacente en la zona del euro en 2023 se sitúe en una media del
6,1 %, antes de descender al 3,2 % en 2024, manteniéndose por encima
de la inflación general durante los dos años que abarcan las previsiones.
El mercado de trabajo sigue mostrándose
resiliente frente a la desaceleración económica
Una
fortaleza histórica del mercado laboral está apuntalando la resiliencia de la
economía de la UE. La tasa de desempleo de la UE alcanzó en marzo de 2023 un
nuevo mínimo histórico, situándose en el 6,0 %, mientras que las tasas de
participación y empleo se sitúan en máximos históricos.
Se
espera que el mercado laboral de la UE solo reaccione de forma moderada a la
ralentización de la expansión económica. Se prevé un crecimiento del empleo del
0,5 % este año, antes de descender al 0,4 % en 2024. Se prevé que la
tasa de desempleo se mantenga ligeramente por encima del 6 %. El
crecimiento de los salarios ha repuntado desde principios de 2022, pero hasta
el momento se ha mantenido muy por debajo de la inflación. Se esperan aumentos
salariales más sostenidos como consecuencia de la persistente rigidez de los
mercados de trabajo, del fuerte aumento de los salarios mínimos en varios
países y, de manera más general, de las presiones de los trabajadores por
recuperar el poder adquisitivo.
Se
prevé que el déficit público disminuya especialmente en 2024
Pese a la introducción
de medidas de apoyo para mitigar el impacto de los elevados precios de la
energía, el fuerte crecimiento nominal y la anulación de las medidas residuales
relacionadas con la pandemia hicieron que el déficit público agregado de la UE
en 2022 siguiera disminuyendo hasta situarse en el 3,4 % del PIB. En 2023
y, de forma más acusada, en 2024, la caída de los precios de la energía debería
permitir a los gobiernos eliminar gradualmente las medidas de apoyo a la
energía, impulsando nuevas reducciones del déficit, hasta el 3,1 % y el
2,4 % del PIB, respectivamente. Se prevé que la ratio deuda agregada/PIB
de la UE disminuya constantemente hasta situarse por debajo del 83 % en
2024 (90 % en la zona del euro), aún por encima de los niveles anteriores
a la pandemia. Existe una gran heterogeneidad de trayectorias presupuestarias
en los diferentes Estados miembros.
Aunque la inflación
pueda contribuir a la mejora de las finanzas públicas a corto plazo, este
efecto se disipará con el tiempo a medida que aumenten los costes de reembolso
de la deuda y el gasto público se ajuste progresivamente al nivel de precios
más elevado.
Los riesgos a la baja que se ciernen
sobre las perspectivas económicas han aumentado
La mayor persistencia de la inflación subyacente podría seguir limitando el poder adquisitivo de los hogares y forzar una respuesta más firme de la política monetaria, con amplias ramificaciones macrofinancieras. Además, los nuevos episodios de tensiones financieras podrían provocar un nuevo aumento de la aversión al riesgo, lo que daría lugar a un endurecimiento de los criterios de concesión de préstamos más pronunciado de lo avanzado en estas previsiones. Una orientación expansiva de la política fiscal impulsaría aún más la inflación, en contra de las medidas de política monetaria.
Además, la economía mundial podría
verse expuesta a nuevos retos como consecuencia de las turbulencias registradas
en el sector bancario o en relación con tensiones geopolíticas más amplias. Por
lo que respecta a los aspectos positivos, una evolución más favorable de los
precios de la energía daría lugar a un descenso más rápido de la inflación
general, con efectos de contagio positivos sobre la demanda interna. Por
último, persiste la incertidumbre derivada de la actual invasión de Ucrania por
parte de Rusia.
La
publicación de las previsiones incluye por primera vez una visión general de
las características estructurales económicas, los resultados recientes y las
perspectivas de Ucrania, Moldavia y Bosnia y Herzegovina, países a los que el
Consejo concedió el estatuto de país candidato a la adhesión a la UE en junio y
diciembre de 2022."