El informe anual fue aprobado por el Consejo de Gobierno del Banco de España y viene acompañado de la presentación del Gobernador, Pablo Hernández de Cos.
Este es el enlace al texto completo.
Y este es el Informe anual en breve
"Consolidación de la recuperación económica y repunte de
la inflación a escala global y en el área del euro
• La recuperación de
la actividad, que comenzó en el verano de 2020, tras la fase más aguda de la
pandemia, prosiguió en 2021 y al inicio de 2022.
• Sin embargo, ha
sido una recuperación incompleta y rodeada de incertidumbre. En
particular, la actividad económica se ha visto obstaculizada por las sucesivas
olas de la pandemia, la aparición de alteraciones en las cadenas de
suministro globales, el fuerte repunte de la inflación y, ya en 2022, el inicio
de la guerra en Ucrania.
• La reactivación
económica ha sido, además, heterogénea por áreas geográficas y ramas de
actividad. La estructura productiva —en términos del peso de los sectores
más expuestos a la interacción social y a las cadenas globales de suministro—,
el acceso diferencial a las vacunas y la distinta capacidad de apoyo de las
políticas económicas explican gran parte de las notables diferencias entre
economías en el grado de recuperación de los niveles de PIB previos a la
crisis.
• En Estados Unidos
se superó, en la primera mitad de 2021, el nivel de actividad previo a la
pandemia. Sin embargo, en el conjunto del área del euro, esto no ocurrió hasta
el final del año. En las economías emergentes, la reactivación económica se ha
visto lastrada, en general, por el retraso relativo en el proceso de
vacunación.
• La evolución del
comercio internacional de bienes, que ya había sobrepasado los niveles
prepandemia a finales de 2020, ha mostrado cierta diversidad por regiones. Su
ritmo de expansión fue relativamente modesto en las principales economías
avanzadas, en cuya estructura productiva tienen más peso las industrias más
afectadas por las alteraciones en las cadenas de producción globales. En Europa,
la evolución del comercio estuvo marcada, además, por la salida del Reino Unido
del mercado único.
• Desde comienzos de
2021, el aumento en los precios de las materias primas y las alteraciones en
las cadenas de aprovisionamiento están conduciendo a un repunte de la
inflación, que es generalizado por áreas geográficas y que ha sorprendido por
su elevada intensidad y persistencia. La guerra en Ucrania ha agravado estas
tensiones inflacionistas, cuyas causas se analizan en el capítulo 3 de este
Informe.
• Las expectativas de
una retirada de estímulos monetarios más rápida de lo anticipado ante el
repunte inflacionista y el aumento de la aversión al riesgo tras el estallido
del conflicto bélico en Ucrania han endurecido las condiciones financieras
globales desde principios de 2022, en particular en los mercados emergentes.
Luces y sombras de la recuperación en España
• El PIB de la economía española creció un 5,1% en el conjunto de 2021. El avance del producto continuó en el primer trimestre de 2022, si bien a una tasa intertrimestral del 0,3%, sensiblemente inferior a la registrada en el último trimestre del año pasado (del 2,2%).
• Con todo, en el
primer trimestre de este año, el nivel de actividad de la economía española se
situó 3,4 pp por debajo del observado antes del comienzo de la pandemia,
mientras que, en el conjunto del área del euro, el PIB rebasó en 0,4 pp su
nivel precrisis.
• Desde el punto de
vista de los componentes de la demanda, el rezago de España en la recuperación
es atribuible a las exportaciones de servicios, el consumo privado y la
inversión en vivienda.
• Desde la
perspectiva de las ramas de actividad, la brecha que existe con el resto del
área del euro refleja, fundamentalmente, la especialización de la economía
española en los sectores más afectados por la pandemia (en particular, en los
relacionados con la actividad turística). Estas ramas han registrado, además,
un comportamiento más desfavorable en España que en el conjunto del área del
euro.
• En cualquier caso,
en el transcurso de 2021 se produjo un intenso proceso de rotación sectorial de
la actividad en la economía española. En particular, en las ramas de hostelería
y ocio la actividad fue cobrando un mayor dinamismo conforme la vacunación iba
permitiendo levantar las medidas de contención frente a la pandemia.
• A la vez, las
dificultades para el abastecimiento de algunos insumos y su encarecimiento
moderaron, en la segunda mitad del año, la recuperación de la industria y la
construcción.
• Por componentes de
la demanda, el consumo de los hogares experimentó una recuperación
significativa, aunque insuficiente para retornar a los niveles previos a la
pandemia, en un contexto en el que la tasa de ahorro disminuyó, pero siguió
siendo relativamente alta.
• El avance de la
inversión productiva privada, relativamente elevado, se vio moderado por varios
factores, que incluyen la persistencia de las incertidumbres ligadas a la
pandemia, los cuellos de botella o el aumento de los costes energéticos.
• La demanda externa
contribuyó positivamente al avance del PIB. Las exportaciones turísticas se
recuperaron de forma gradual, pero intensa, según se iban relajando las
restricciones a la movilidad internacional. Por el contrario, el dinamismo de
los flujos del comercio de bienes se vio limitado por los cuellos de botella.
• Las cuentas
públicas siguieron mostrando un desequilibrio elevado en 2021, aunque la
reducción del déficit fue significativa. En particular, pudo observarse una
moderación del crecimiento del gasto público, debido a la reducción de los
desembolsos relacionados con la pandemia. Por su parte, los ingresos públicos
manifestaron un mayor dinamismo del que sugiere la evolución de las variables
macroeconómicas que aproximan sus bases de recaudación.
• El proceso de
recuperación del empleo fue muy intenso a lo largo de 2021, aunque con
diferencias notables por ramas. Al inicio de 2022 ha mostrado alguna señal
incipiente de menor vigor.
• Como en otras áreas
geográficas, los precios de consumo se han acelerado de forma significativa
desde el comienzo del año pasado. La mayor parte del aumento de la inflación es
atribuible al encarecimiento de la energía, pero, más recientemente, también se
ha incrementado el ritmo de crecimiento de los precios del resto de los
componentes. • En todo caso, la traslación de la subida del coste de los inputs
productivos a los precios no energéticos ha sido, por el momento, parcial.
• La guerra en
Ucrania ha dado lugar a un encarecimiento adicional de la energía y ha
reforzado algunas de las distorsiones de las cadenas globales de valor. Ello
confiere una mayor persistencia al fenómeno inflacionista, con el consiguiente
riesgo de que pueda darse el fenómeno de retroalimentación entre precios y
salarios conocido como «efectos de segunda vuelta».
• Por su parte, las
condiciones financieras, que se habían mantenido holgadas a lo largo de 2021,
han comenzado a endurecerse en los primeros meses de este año.
La economía española ante las incertidumbres
• Los efectos directos de la guerra en Ucrania sobre el comercio exterior español deberían ser modestos, dado el tamaño también reducido de los flujos comerciales bilaterales con Rusia y Ucrania.
• Sin embargo,
previsiblemente, los efectos indirectos serán significativos.
• En concreto, la
guerra afectará negativamente a la actividad en España a través de un
encarecimiento adicional de las materias primas (con el riesgo añadido de que
lleguen a producirse interrupciones en el suministro de algunos de estos
insumos), de su incidencia sobre la confianza de hogares y empresas, del daño
al comercio mundial y del endurecimiento de las condiciones de financiación.
• En este sentido,
cabe esperar que la economía española sufra, como consecuencia de la guerra, un
retraso en el proceso de recuperación gradual en el que estaba inmersa.
• En las proyecciones
más recientes del Banco de España, del pasado mes de abril, se preveía que, en
2022, el PIB creciera un 4,5% y la inflación se situara en el 7,5% en promedio anual.
• La información
conocida después de la publicación de estas proyecciones, que incluye un
crecimiento del PIB en el primer trimestre menor de lo previsto, apuntaría, en
ausencia de cualquier consideración adicional, a una revisión a la baja en
la tasa de crecimiento del PIB esperada para el conjunto de este año.
Asimismo, por el lado de los precios, los nuevos datos apuntan, en comparación
con las proyecciones realizadas en abril, a avances mayores del componente no
energético.
• En todo caso, de
cara a los próximos trimestres, las perspectivas para la economía española —y
para otras economías de nuestro entorno— están sometidas a una extraordinaria
incertidumbre, afectadas por aspectos macrofinancieros, geopolíticos y
sanitarios de muy diversa índole y severidad.
Las políticas económicas
• En 2021, las
políticas económicas siguieron proporcionando un apoyo notable a la actividad,
tanto a escala global como en España. Pero la prolongación e intensificación
del repunte inflacionista hizo que, en el curso del año pasado, algunas de
estas políticas comenzaran a dar sus primeros pasos hacia la normalización.
• Con este trasfondo,
en los últimos meses el BCE ha venido avanzando en el proceso de normalización
de su política monetaria. Asimismo, ha enfatizado que, en un contexto
extraordinariamente incierto, y siempre que las expectativas de inflación a
medio plazo en la UEM permanezcan ancladas en torno a su objetivo del 2%, su
respuesta de política monetaria estará sujeta a la evolución de los indicadores
económicos, será gradual y mantendrá toda la opcionalidad y flexibilidad que le
proporcionan sus distintos instrumentos.
• En el ámbito
nacional, los ERTE y los programas de avales crediticios del ICO han sido
eficaces, durante la pandemia, para favorecer la reincorporación al empleo y
mitigar el impacto de las restricciones a la actividad sobre la liquidez de las
empresas. Por su parte, el programa de ayudas directas a pymes habría
contribuido a corregir una parte reducida de los problemas de solvencia que,
como consecuencia de la crisis sanitaria, surgieron en estas empresas.
• Tras el estallido
de la guerra, una vez más, la política fiscal debe tratar de minimizar los
efectos económicos y sociales adversos de una perturbación negativa de carácter
exógeno. En cualquier caso, es imprescindible que las medidas que se
desplieguen en este ámbito para apoyar a los hogares y las empresas estén
focalizadas en los colectivos más vulnerables y tengan una naturaleza temporal.
• Más allá de la respuesta
de la política fiscal, un pacto de rentas entre los agentes sociales de
nuestro país contribuiría a evitar que se desencadene una espiral de
incrementos de precios y costes, que solo agravaría los efectos nocivos que se
derivan del episodio inflacionista actual y del conflicto bélico en Ucrania. En
particular, a través de este pacto, empresas y trabajadores acordarían
compartir la inevitable merma de renta de la economía nacional que implica el
aumento de los precios de las importaciones de materias primas