Aseguró que, ante las muchas candidaturas entre las que los ciudadanos pueden escoger el próximo día 13 en las elecciones autonómicas de Castilla y León, solo hay dos posibilidades: un Gobierno de centroderecha con una mayoría natural, que es el del PP; o una “menestra” de partidos formada por el PSOE más decadente, por un Podemos en descomposición, por formaciones sin ideología y por fuerzas independentistas.
Además, remarcó la importancia de que ese territorio tenga un Gobierno fuerte, ya que las Autonomías se están jugando el modelo territorial de España, la deuda y la financiación de los servicios públicos. Precisamente sobre esto último, insistió en que Castilla y León precisa que se valore la extensión superficial, el envejecimiento y la dispersión a la hora de calcular el coste efectivo de la prestación de servicios.
ESPAÑA NECESITA EXPERIENCIA Y ESTABILIDAD
El presidente también se refirió al complicado momento que atraviesa el país desde punto de vista económico, social, institucional y político, con un Gobierno que ataca a nuestros sectores productivos y con un presidente sometido a los intereses de sus socios porque depende de ellos para seguir en el poder. Por todo esto, hizo hincapié en la importancia de tener al frente del Ejecutivo central a gente con experiencia y reivindicó el poder de la estabilidad.
En esta línea, lamentó que vivamos en tiempos en los que la moda es la frivolidad y el adanismo -creer que la política empieza cuando uno llega a ella-, “algo de lo que hay que huir”; y manifestó la necesidad de contar con un partido como el PP que, con 40 años de historia, cada vez que ha habido un problema en España ha sido llamado a gobernar: “Nuestro discurso es nuestro trabajo”.