jueves, 11 de noviembre de 2021

La CE recorta las expectativas de crecimiento de España en 2021 en más de un punto y medio: del 6,2% que anunció en julio hasta el 4,6%

La Comisión Europea ha publicado hoy su informe de previsiones económicas de otoño 2021.

España

Dice que "después de registrar la contracción más profunda en la UE en 2020, la recuperación económica está ganando terreno en  España. La implementación del Plan de Recuperación y Resiliencia sostendrá el impulso económico  sobre el horizonte de previsión y estimulará la inversión pública y privada" 

Añade  que "el mercado laboral ha demostrado 
notable resiliencia en comparación con crisis anteriores y se espera que la tasa de desempleo caiga por debajo  su nivel anterior a la crisis para 2023. 
La inflación ha aumentado en 2021 y se prevé que se mantenga alta hasta mediados de 2022. 

El déficit de las administraciones públicas mejorará hasta el 5,2% en 2022 y el 4,2% en 2023 debido a un buen  el rendimiento de los ingresos y el escenario macroeconómico de apoyo."

En el informe de Comisión Europea se recortan las expectativas de crecimiento de España en 2021 en más de un punto y medio: del 6,2% que anunció en julio hasta el 4,6% de las previsiones de otoño publicadas este jueves.

Esa rebaja, además, supone dejar a España, que se encontraba a la cabeza del crecimiento europeo, por debajo de la media de los 27, que se sitúa en el 5%. 

Para los próximos dos años, la Comisión prevé un crecimiento de España superior a la media europea, crecerá un 5,5% en 2022 –4,3% de media de la UE– y un 4,4% en 2023 –2,5% en los 27–, por lo que España no recuperará sus niveles económicos prepandémicos hasta el primer trimestre de 2023.

Economía Europea

Según la Comisión Europea, la economía europea retoma una trayectoria expansionista con mayor rapidez de lo previsto, mejorando las previsiones respecto a los mercados de trabajo. Además, la mejora de las perspectivas de crecimiento apunta también a unos déficits en 2021 inferiores a los previstos en primavera. 

Tras varios años de baja inflación, el relanzamiento de la actividad, el aumento de los precios de la energía y otra serie de ajustes posteriores a la pandemia generan presiones transitorias sobre los precios que empujan a la inflación a niveles récord en los últimos diez años. La incertidumbre y los riesgos en torno a las perspectivas de crecimiento se mantienen muy altos. Entre estos sigue pesando la evolución de la pandemia, especialmente en países con bajas tasas de vacunación. 

El principal riesgo al alza guarda relación con las posibles mejoras de eficiencia y avances de la productividad a largo plazo propiciados por los cambios estructurales introducidos de resultas de la pandemia. A este respecto, serán decisivas las inversiones impulsadas por el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. La inflación puede ser más alta de lo previsto si las restricciones en la oferta resultan ser más persistentes y unos incrementos salariales por encima de la productividad repercuten en mayor medida sobre los precios de consumo.