jueves, 9 de abril de 2020

Casado a Sánchez: “ Seguimos apoyando al Gobierno para salvar vidas, pero no para arruinar España”



Discursos de Pablo Casado hoy en el debate sobre la prórroga del estado de alarma:



“Sr. Sanchez:
Los españoles merecen un Gobierno que no les mienta, merecen un gobierno que les diga siempre la verdad.
Lo merecen los casi 14.800 fallecidos por culpa del coronavirus, según los datos oficiales.
Lo merecen sus familias, destrozadas de dolor por no haber podido despedirse de ellos ni acompañarles en sus últimos momentos.

Lo merecen los casi 150.000 contagiados, y los 60.000 hospitalizados que siguen luchando contra el virus.
Lo merecen el medio millón de profesionales sanitarios que se están jugando la vida por salvar la de los demás en condiciones lamentables.
Y lo merecen los 47 millones de españoles confinados desde hace un mes, que en pleno jueves santo reciben con resignación su decreto para mantenerles encerrados en sus casas otros 15 días.

Señor Sánchez, le sonarán también estas palabras:

“Necesitamos políticos que no rehúyan los debates, que den la cara, que den seguridad a los ciudadanos, que protejan a los profesionales de la sanidad pública y que no nos responsabilicen de sus propios errores”.


“Las palabras que nos salen son: desamparo, desvergüenza, descoordinación, desinformación y, en definitiva, desgobierno”.

Esto lo dijo usted el 7 de octubre de 2014, cuando apenas habían pasado 24 horas del único contagio de ébola en España. Usted ya había dictado sentencia sumaria contra el gobierno del Partido Popular como culpable de la epidemia y le había exigido su dimisión.

Pero la buena gestión truncó su deslealtad. Las medidas eficaces evitaron más contagios, y la única enferma fue curada. Solo perdió la vida su perro, lo que nos costó 25 manifestaciones en las que nos llamarnos asesinos.

Su autoridad moral para pedir ahora lealtad y unidad es nula, pero aun así, nosotros mantendremos hoy el apoyo a las medidas de contención de la pandemia.
Porque la guía de nuestra vocación política es la ética de la responsabilidad. Le recomiendo que la practique alguna vez usted también.

En la primera votación del estado de alarma le dije que no estaba solo, en la segunda que esto no iba bien, y hoy le debo decir: así no.

España es el país del mundo con más fallecidos por millón de habitantes a causa del Covid19, y ya registramos la quinta parte del total mundial.
Somos el primer país del mundo en contagios de profesionales sanitarios, casi 20.000, es decir, uno de cada siete infectados en España.
Demasiados de esos superhéroes que pintan nuestros hijos con capas blancas y máscaras verdes han tenido que usar bolsas de basura y gafas de buceo para protegerse porque no les llegaba el material.
Esto es un terrible drama nacional.
Por eso les pido que dejen de hablar solo de picos y de curvas, de despersonalizar el inmenso dolor de esta masacre en vidas humanas.

No convirtamos en mera estadística a las decenas de miles de vidas truncadas y de duelos en soledad.
Las víctimas merecen visibilidad pública, y el homenaje de toda la sociedad.
Por eso le vuelvo a pedir, medio mes después, que declare luto nacional hasta que superemos esta pandemia.
Y que garantice el material de protección a todos los sanitarios y que haga test masivos a todos los ciudadanos que pueden ir saliendo de su confinamiento.

Sr. Sánchez,
Casi no queda un medio influyente internacional que no haya criticado su imprevisión y mala gestión de la crisis. A ellos no les puede amenazar con el BOE.

A diferencia de lo que ustedes venden, esta crisis no es simétrica, porque ha afectado de forma distinta a los países en función de la eficacia de los gobiernos y, porque no en todos, la oposición ha aprobado sus duras medidas como hemos hecho en España.

No hay más que ver la buena gestión en Corea, Japón o Alemania, o no hay más que escuchar la contundencia de la oposición norteamericana, británica, francesa o italiana para poner de relieve nuestra lealtad, a pesar de su desprecio con el que nos trata.

Pero no seré yo el que le exija responsabilidades en medio de la tormenta. No hasta que amaine.
No será este partido el que le monte escraches a las puertas de su casa, ni campañas del pásalo con fotos de víctimas en redes sociales.

Esta ha sido la crónica de una pandemia anunciada.

Ha sido advertida reiteradamente desde hace 3 meses por la Organización Mundial de la Salud y por el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades.
Unos organismos cuyas alertas deben ser gestionadas directa y automáticamente por el Ministerio de Sanidad, tal y como establece la Ley General de Salud Pública.
Sin embargo, este Gobierno contestó a la reclamación de la OMS del 30 de enero diciendo literalmente “que España no va a tener más allá de algún caso diagnosticado, que no habrá trasmisión local o, como mucho, muy limitada y controlada”.
La verdad es que ya somos el segundo país del mundo en contagios con 150.000, según sus propias cifras oficiales.

El 3 de febrero, la OMS advirtió de que “las medidas de prevención y control son absolutamente esenciales para garantizar que los trabajadores sanitarios estén protegidos frente al virus”.
Pero el Gobierno contestó textualmente que “España tiene suficientes suministros de equipos personales de emergencia”.
La verdad es que ya llevamos 20.000 profesionales infectados, sin contar servicios sociales, funerarios o de seguridad.
El 11 de febrero, la OMS insistió en la urgente necesidad de adquirir equipamiento de protección y, sólo dos días después, la Unión Europea alertó del riesgo de desabastecimiento de productos sanitarios.
Pero el Gobierno afirmó que “España ya había implementado las medidas preventivas y preparatorias”.

El 24 de febrero, el director de la OMS urgía a la comunidad internacional a “hacer todo lo posible para prepararnos para una pandemia”.
Eso fue dos días antes de que yo le pidiera al presidente del Gobierno en esta misma Cámara que coordinara la respuesta al coronavirus en vez de mandar a sus ministros a la mesa de negociación con Torra esa misma mañana.
Y justo una semana después, el 2 de marzo, el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, como más tarde hizo el propio Centro de Seguridad Nacional, advirtieron contra la celebración de actos masivos que pudieran propagar el virus.
Pero durante toda esa semana el Gobierno autorizó, a través de sus delegaciones provinciales, centenares de manifestaciones, eventos deportivos y lúdicos. Solo en Madrid, alentaron 77 manifestaciones multitudinarias por el 8 de marzo.

Sr. Sánchez. No es esto, no es esto.
¿De verdad mantiene que ha hecho todo bien?
¿Cree, como su ministro, que este Gobierno no tiene absolutamente nada de lo que arrepentirse?
¿No va a pedir perdón a nadie?

Se agradecería por su parte menos discurso voluntarista y un poco de sensibilidad, humildad y sinceridad.
Lejos de cualquier autocrítica, usted justifica sus decisiones en un supuesto comité de expertos del que nada conocemos y cuya efectividad ha quedado más que cuestionada.

Ya le adelanto que cuando acabe esta crisis pediremos las actas de esas reuniones en la comisión de investigación que espero no veten aquí, y sabremos si hubo solo ocultación o también negligencia.
Hasta el principal sindicato nacional de funcionarios ha presentado ante el Tribunal Supremo una querella contra su gobierno por presuntos delitos contra los trabajadores.
Y ha denunciado que solo se ha contratado a 7.000 profesionales de los más de 50.000 que el Gobierno prometió.

Tuvo que ser el Partido Popular y las Comunidades Autónomas en las que gobernamos quienes reclamaran tomar medidas urgentes, después de semanas en las que nos pedían no alarmar.
Madrid pidió cerrar colegios; Castilla y León, el estado de alarma; Andalucía, centralizar el material; Galicia, hacer test masivos; y Murcia, limitar la movilidad.
El Gobierno no decidió hasta el 10 de marzo, con la pandemia ya descontrolada, la adquisición centralizada de equipos de protección, intervención y diagnóstico.
Y fue tal el escándalo de los timos y “las gangas”, en palabras de una ministra, que tuvo que devolver la pelota a las autonomías después de haber perdido 10 días críticos para contagiados y para víctimas.

Sr. Sánchez,
Treinta días después de tener todas las competencias excepcionales y el mando y la responsabilidad única, le pido que nos diga la verdad, le cueste lo que le cueste.
La verdad sobre esa rectificada desescalada, sobre las compras fallidas de material, sobre la necesidad de llevar mascarillas por la calle o no, sobre la identidad del proveedor de test fraudulentos, y sobre cómo pretende improvisar Arcas de Noé en medio del diluvio y vulnerando la legalidad.

La verdad sobre el uso de nuestros datos personales en las aplicaciones informáticas, sobre el destino de nuestros impuestos para subvenciones a televisiones, o sobre las campañas de fake news contra la gestión sanitaria del Partido Popular.

La verdad sobre el plan económico de su vicepresidente frente a la libertad empresarial y la propiedad privada, sobre las previsiones reales de déficit y deuda pública, y sobre la verdadera condicionalidad que tendría un rescate europeo.

Y, sobre todo, díganos si es verdad que el número real de víctimas podría duplicar las cifras oficiales. Porque eso sería de extraordinaria gravedad.
En esta crisis está funcionando mejor lo que no depende de usted.
Los españoles han cumplido con todo lo que les ha pedido, pero usted no ha cumplido con ellos.

Señorías,
A pesar de todo, seguimos apoyando al Gobierno para salvar vidas, pero no para arruinar España.
La crisis sanitaria dejará detrás una profunda crisis económica que el Gobierno también había negado y ahora tampoco está sabiendo gestionar.
El pasado 4 de marzo la vicepresidenta económica vaticinaba que el impacto del coronavirus sobre la economía española sería “poco significativo y transitorio”.
Pero por ahora ya ha destruido 1 millón de empleos y 120.000 empresas, y ya ha forzado a 300.000 empresas y 3 millones de trabajadores a una regulación de empleo, por ahora temporal.

El 9 de marzo ofrecí al presidente del Gobierno un plan de choque para amortiguar el impacto del coronavirus y garantizar que nadie se quede atrás.
Apenas una hora después, se apresuró a decir que llevaba semanas trabajando en su propio plan. El tiempo ha demostrado que no decía la verdad.
Tardó 3 días en presentarlo y fue tan insuficiente que contribuyó a que la bolsa española registrara la jornada más negra de toda su historia.
Siete días después lo amplió hasta 200.000 millones de euros de los que solo han autorizado el 10% que aún no ha llegado a casi nadie. Eso sí, aprovecharon el decreto para meter a su socio en la Comisión del CNI.

Precisamente, los decretos que hoy trae a convalidar siguen el programa económico de Podemos y cargan a los empleadores con los costes de la pandemia.
Le llevo advirtiendo un mes de que combatir un shock de oferta solo con medidas de estímulo de demanda es como intentar achicar agua en un naufragio con un colador.
Aun así, le transmití personalmente hace 5 días que, si necesitaba nuestros votos, podríamos negociar estas medidas en base a las propuestas que hicimos públicas hace dos semanas. Y que si no, entendería que no le interesaba nuestro apoyo.

Me imagino que debe ser así porque nadie nos ha llamado ni siquiera para explicarnos su contenido.
Como ya nos pasó en los anteriores decretos que, aun así, votamos a favor porque eran más razonables.
Difícilmente puede aspirar a reescribir la Transición quien no es capaz ni de negociar un decreto.
Usted dice una cosa, pero hace la contraria. Pero no perdemos la esperanza de que algún día busque un pacto de verdad, y no un trampantojo para desviar el telediario de tantas malas cifras.
Nosotros no ponemos el eslogan en un folio en blanco, sino que lo llenamos antes de propuestas.
Ahora que están con logotipos de escudos, recuerden que el único escudo social duradero es el empleo.

Por eso mantengo mi mano tendida para negociar este decálogo de medidas para los más afectados por la crisis:

1- para los profesionales sanitarios, una paga extra por el riesgo de contagio que afrontan.
2- para los trabajadores de sectores esenciales, el sueldo bruto durante el estado de alarma por la carga de trabajo que soportan, (que bien merece condonar el IRPF y las cotizaciones). A militares, policías, guardias civiles, agricultores, repartidores, servicios funerarios, trabajadores de servicios sociales, etc.
3- para los herederos de fallecidos por coronavirus, la supresión del impuesto de sucesiones y donaciones para paliar el dolor que han sufrido.
4- para los autónomos y PYMES paralizadas por la pandemia, la exención de cotizaciones e impuestos hasta un mes después del estado de alarma.
(Es inexplicable que les cobraran la cuota de marzo en pleno cierre económico).
5- para los afectados por ERTEs, la agilización del pago de prestaciones y la cobertura de los permisos remunerados por el Estado.
6- para los contribuyentes, el aplazamiento voluntario del pago de impuestos y la compensación de pérdidas de este ejercicio en el anterior.
7- para las comunidades autónomas, la devolución de los 2.500 millones de euros de IVA adeudados y de los 1.200 de formación confiscados, así como un refuerzo del fondo para gasto sanitario.
8- para reactivar todo el sector productivo, proponemos garantizar la liquidez inmediata y suficiente que evite la quiebra de miles de empresas.
9- para recuperar el empleo, planteamos reducir los costes fiscales, laborales y burocráticos.
(No se entiende que quienes acceden a los avales del gobierno los tengan que usar para pagar impuestos cuando no han ingresado nada).
10- y por último, creemos que es necesario un ambicioso plan de flexibilización y competitividad económica, impulsando las leyes de segunda oportunidad, de emprendedores, de unidad de mercado, y planes específicos para el sector sanitario, turístico, industrial, comercial y exportador.

Esta es nuestra propuesta en positivo para reconstruir una economía que puede sufrir una caída del PIB de dos dígitos y la pérdida de millones de empleos.
Somos capaces de hacerlo sin necesidad de buscar enemigos dentro y fuera de nuestro país.
Así lo hicimos en 1996 y 2011 para superar dos recesiones tremendas y conseguimos crear 7 millones de empleos sin ser rescatados por nadie.
El problema no es la reputación de España sino la credibilidad de un gobierno que ha despilfarrado 16000 millones de euros en los decretos electoralistas de las últimas dos campañas electorales, duplicando el déficit comprometido mientras crecíamos más de un 2%.
Eso no lo pueden entender los europeos, pero tampoco los españoles, que sabemos lo bien que nos vendría ese colchón para luchar contra el coronavirus.

Aun así, nuestro país podrá contar con el apoyo del Banco Central Europeo con más de 100.000 millones de euros de compra de deuda española, y con el de Banco Europeo de Inversiones con hasta 20.000 millones de eurosy con el de la Comisión Europea con otros 10.000.
Todo ello sin contar otros posibles 25.000 millones de euros del MEDE. Ahora hay que ponerse manos a la obra, ocuparse de lo urgente y de lo importante, y no lanzar globos sonda para diluir responsabilidades y mutualizar los errores cometidos.
Nuestro sistema institucional, económico y laboral es perfectamente válido para afrontar esta crisis si se gestiona correctamente.

Dialogo social siempre, pero complicidad para tomar decisiones ruinosas para los españoles nunca. Una cosa es predicar y otra es dar trigo.
Llevamos casi dos años ofreciendo hasta 11 pactos al Gobierno en materia de educación, pensiones, política territorial, internacional y social, sin obtener respuesta.
Por eso no parece sincera la repentina vocación pactista de quien no se ha dignado ni a llamar en dos semanas a quienes le está aprobando el confinamiento de toda la Nación.
No hay que tender cortinas de humo, ni renovar ningún acuerdo histórico que ya nos permitió convertirnos en una moderna democracia europea.
Eso no está en juego, al menos por nuestra parte, no sé si por parte de todos los socios del Gobierno.

Señora Presidenta,
Quiero terminar precisamente recordando a la generación de nuestros padres y abuelos, que hicieron posible la transformación de España y que ahora son los que están sufriendo los estragos del coronavirus.
Fueron los niños de la postguerra, los padres de la Transición, y los abuelos que con sus pensiones ayudaron a sus familias en las crisis económicas.
Hace tres años celebramos en este hemiciclo una de sus hazañas: el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas.
Hace dos años conmemoramos las cuatro décadas de nuestra Carta Magna aquí también con el Rey.

Y sin duda podremos homenajear la Ley de reforma política, los Pactos de la Moncloa o la solicitud de incorporación a la Comunidad Económica Europea de ese mismo año 1977.
Pero no se deben fagocitar esos éxitos históricos para tapar los fracasos presentes.
Esa obra está en vigor, y el Partido Popular defenderá ese legado frente a cualquier ataque o utilización partidista.
Gran parte de la UCD que lideró esos logros acabó integrándose en nuestro partido, así como 4 de los 7 padres de la Constitución. Y el propio Adolfo Suárez nos declaró herederos de su formación.
Debemos estar a la altura de esa generación formidable, manteniendo su obra en pie, sin aprovechar esta crisis para desfigurarla.
Hagamos caso a Unamuno, y procuremos ser más padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

Sr. Sánchez,
Puede que esta crisis le haya superado y por eso dedique más tiempo en buscar subterfugios y repartos de culpa que en encontrar soluciones.
Pero no menosprecie la grandeza del pueblo español, que unido es capaz de superar cualquier desafío. Somos una gran Nación. En mi opinión, la mejor del mundo.
Deje de esconderse en el burladero de la historia, abandone la coraza de la propaganda, lidere, de una vez por todas, la salida de esta tragedia con determinación, coraje y eficacia. Y no dilapide el extraordinario poder que hoy le vamos a conceder otros 15 días más.
Por eso es por lo que le juzgarán nuestros nietos dentro de 43 años.

Muchas gracias.“ 

INTERVENCIÓN DE RÉPLICA:



“Gracias, señora presidenta.

¿Quiere usted que el Grupo Popular apruebe el estado de alarma? Es que cualquiera que haya oído su intervención, a juzgar por los insultos y las difamaciones que ha vertido sobre nosotros usted y su portavoz, puede pensar que está deseando no hacerlo.

¿Desea que participemos apoyando la más drástica medida que se ha aprobado en esta Cámara en período democrático frente a la ineficacia, por cierto, de su Gobierno? Yo no pido que nos lo agradezca, pero por lo menos pido que explique en la contrarréplica que es lo que quiere de nosotros. Y se lo digo, sinceramente, porque creo que usted ha quedado retratado frente a todos los españoles, y su portavoz también.

Viene usted aquí, obligado por la Constitución, que cada 15 le exige venir a las Cortes españolas para renovar una medida excepcional que le han otorgado los poderes máximos para un presidente de nuestra historia, habiendo tenido usted los mínimos votos. Es el presidente con menos votos y menos apoyo de su Grupo Parlamentario de la historia de la democracia.

Usted sí ha coartado el control parlamentario, hemos tenido que exigírselo, y no ha contestado a mil preguntas escritas que le hemos hecho.
Ahora dice que va a prorrogar el estado de alarma. Nos enteramos en esta Cámara. Vamos mejorando. En la anterior nos enteramos por la prensa y en el anterior, por los presidentes autonómicos.

Pero ya le digo: o se explica muy bien en la contrarréplica o debería aprovechar muy bien estos 15 días de cuarentena porque nosotros consideramos que su portavoz y usted han querido volar todos los puentes de colaboración con el Partido Popular.
Sr. Sánchez, yo no sé si ha escuchado bien a la Sra. Lastra y realmente pienso que no le ha dado más tiempo a insultarnos más. Ha llegado a decir que usamos a las víctimas y que tiramos piedras en el tejado de los profesionales sanitarios. Eso debe ser por mis hermanos y mi familia de enfermeros y de médicos, Sra. Lastra.
Ha dicho, además, unas palabras muy gruesas sobre la labor de este partido en su historia que yo le pido a usted o a la presidenta de la Cámara que retire.



Sr. Sánchez, ¿estos son sus Pactos de La Moncloa? ¿Cuánto ha durado la máscara, la careta, de que usted quiere pactar con la oposición para eludir sus responsabilidades y la absoluta gestión que ya todo el mundo juzga como insuficiente e incapaz en todo el mundo (no sólo en el Financial Times, que es el único que destaca usted)?
Sinceramente, el portazo que han dado a esos pactos ha retumbado en toda España. Y ustedes, ahora mismo, sólo tienen la responsabilidad, como líder del Gobierno, de explicar a los españoles por qué ha querido cortocircuitar cualquier entendimiento con el partido que lidera la oposición.
Usted pide lealtad para su persona y pide unidad para su gobierno hipertrofiado. Usted cree que los españoles somos sus vasallos, pero ha quedado muy claro que no tenemos buen señor.

No nos haga comulgar con ruedas de molino; con estos pactos de lentejas como decía ahora una diputada; con estos pactos para confinarse en La Moncloa, que ya es el epicentro del coronavirus, no sólo en contagios sino en incapacidad económica y de gestión sanitaria.
Si quiere pactos, venga al Parlamento, al que ha desprestigiado durante este mes, y a los Grupos, a los que sigue denigrando.
Si quiere usted pacto, venga con los que respetan la Constitución, la propiedad privada, la libertad individual, el Estado de Derecho, la separación de poderes, que ha puesto en riesgo durante estos tres meses de gobierno.

Abra si quiere la Comisión General de Comunidad Autónomas del Senado a la Patronal y a los sindicatos, pero deje ya ese trampantojo de pactos que hoy ustedes han volatilizado por los aires.
Acusan a las CCAA de no haberse anticipado, pero les he recordado que el artículo 14 de la Ley General de Salud Pública les hace a ustedes responsables de forma automática.
Acusa de mandarles cartas. Miente sobre el contenido de las mismas. La del 5 de marzo pedía que no hubiera manifestaciones.
Pero se olvida de sus cartas del pasado julio en la que exigía a las CCAA que recortaran más el gasto público sanitario.

Hablan de recortes, pero ocultan que el gobierno en el que usted estaba sentado en ese escaño como diputado del Sr. Zapatero dejó 16.000 millones de euros de deuda sanitaria y recortó 1.500 millones de euros de gasto público para sanidad en apenas dos años.

Nosotros tuvimos que rescatarlo, pagar esos 16.000 millones de euros y dejar 3.700 millones de euros más en el año 2018, descongelando -por cierto- el sueldo de médicos, enfermeros, celadores y auxiliares que también dejaron congelado.

Critica usted la sanidad privada, pero su vicepresidenta del Gobierno y su vicesecretario de Organización del Partido Socialista la eligen cuando son contagiados por el coronavirus. Eso se llama hipocresía.

No mienta más, Sr. Sánchez, hasta el informe de Oxford se lo inventa. Habla sólo de medidas de confinamiento, no de eficacia de gobierno.
No mienta más sobre mi amigo Rui Río, el líder de la oposición portuguesa. Si usted se lee el diario de sesiones de la primera sesión en la que aprobé el estado de alarma, fui bastante más decoroso con usted de lo que fue él con Costa. Pero hay una diferencia: Costa está haciendo las cosas bien y usted ya no puede hacer peor las cosas.

No mienta con que ha actuado antes que nadie. Actuó en una cuarentena cuando ya había 288 muertos, el 14 de marzo. ¿Le parecen pocos?
No mienta cuando habla de los test masivos. Llevamos un mes pidiéndole y, si es posible, que no falle.
No mienta del material sanitario con 20.000 médicos y profesionales sanitarios contagiados.
No mienta o no nos rete sobre el número de víctimas reales. El Registro Civil y el Ministerio de Justicia tienen su competencia.

Ya hay 15.000 víctimas en España. ¿Cuántos más tienen que morir para que decrete el luto nacional, para que cambie el color de su corbata?
15.000 personas son, para que se haga una idea, toda la población de El Escorial. ¿Le parece poco para pedir el luto nacional cuando pedía funerales de Estado para otro tipo de víctimas, cosa que nos parece también muy bien?

Su intervención y la de su portavoz serán recordadas como las más injustas, ingratas y desleales en una pandemia o en unos momentos tan críticos para una población como la española.
Usted no era creíble por hablar de reconstrucción nacional cuando le llevaron a la Presidencia del Gobierno unos partidos que, a día de hoy, siguen abanderando la destrucción de España.
Pero desde hoy usted ha demostrado que no merece el apoyo de la oposición.

Sus mentiras, su arrogancia y su incompetencia son un cóctel explosivo para España.”