lunes, 14 de julio de 2025

Su Alteza Real la Princesa de Asturias recibe la “Medalla de Oro de Galicia 2025”, concedida por la Xunta de Galicia

 

Esta mañana Doña Leonor ha recibido la Medalla de Oro de Galicia, la máxima distinción que ofrece la Comunidad Autónoma, otorgada por la Xunta de Galicia, que reconoce su vínculo a Galicia, tras un año de formación militar en la Escuela Naval de Marín y a su contribución a la proyección internacional de esa institución académica y de Galicia.

La Princesa ha llegado a la Plaza del Obradoiro, donde ha sido recibida por el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda; la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz; el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Ángel Santalices; el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Galicia, Pedro Blanco; y el consejero de Presidencia, Justicia y Deportes y canciller de las Medallas de Oro de Galicia, Diego Calvo.

Tras un caluroso recibimiento por parte de los vecinos de Santiago y peregrinos allí congregados, Doña Leonor se ha dirigido al Pazo de Raxoi, donde ha dado comienzo el acto con el Himno Nacional, interpretado por un gaitero. A continuación, se ha dado lectura al decreto de concesión  y el presidente de la Xunta ha entregado a Su Alteza Real la Princesa de Asturias la Medalla de Oro de Galicia.


La Princesa ha pronunciado unas palabras, en castellano y gallego:

“¡Buenos días! Me gustaría ser capaz de transmitir lo que ha significado para mí sentir Galicia en estos meses de mi formación como guardiamarina. Hace unos días que me he reencontrado de nuevo con mis compañeros de promoción en el Juan Sebastián de Elcano, tras las semanas a bordo de la fragata Blas de Lezo, y hemos regresado juntos a tierras gallegas. 

En esta tierra que fue de emigrantes he recordado a todos los gallegos que tuvieron que dejar su casa para buscar una vida mejor. Al cruzar el Canal de Panamá, en cuya construcción trabajaron miles de ellos, o al llegar a Brasil o Uruguay he pensado en aquellos compatriotas de Galicia y de otros lugares de España que, en tiempos difíciles, llegaron a muchos países de América. En algunos, a los españoles los llamaban “gallegos”, aún lo hacen. Su huella allí es profunda y fértil. 

En Galicia se alcanzaba el antiguo finis terrae y, desde sus costas, los gallegos han abrazado los confines de la tierra. Y hoy, con su milenaria historia y su alma compostelana, recibe y acoge en peregrinación a personas de todo el mundo.

Hoxe Galicia é terra de acollida e podo dar fe porque me sentín como unha galega mais. A miña vida na ría de Pontevedra foi intensa e esixente, pero tamén puiden disfrutar do bo ambiente en cada lugar que pisei, ¡e da comida! … sobre todo, ¡nos furanchos! 

El tiempo ha pasado muy rápido y a los meses intensos de Marín le han seguido el crucero de instrucción en el buque escuela y las semanas en la fragata. Pero ya sea en Marín o navegando, siento que este año en la Armada me ha servido para afianzar los valores de honor, valor, disciplina y lealtad que definen nuestra Escuela Naval Militar. Y me refiero también a la exigencia académica y a la formación e instrucción excelentes que he recibido junto a mis compañeros. Nada de esto habría sido posible sin el buen hacer de mandos, profesores y del personal que trabaja en la escuela y el que forma parte de la dotación de los buques en los que he tenido la oportunidad de embarcar.

Y, claro, quiero mencionar a mis compañeros, a los 75 guardiamarinas de mi promoción y a los de otras promociones con los que he compartido también mucho tiempo. Todos me han acogido y me han ayudado desde aquel 29 de agosto del año pasado en que entré por la puerta de Carlos I. 

Juntos hemos agradecido el cariño que siempre han mostrado los marinenses y por eso me siento muy honrada de que me consideréis hija adoptiva de Marín. Gracias, alcaldesa, gracias a la corporación y a todos los vecinos. 

Allí voy ahora, después de recibir, aquí en Santiago, la Medalla de Oro de Galicia. Una distinción que, como pone en su relieve, se otorga “ós bos e xenerosos”, “a los buenos y generosos”. Pienso que no hay modo mejor de describir a las gentes de esta tierra, a vosotros, que hoy me otorgáis, presidente, un reconocimiento tan valioso.

Nos queda muy poco para separarnos, pero no voy a tener morriña alguna porque a Galicia quiero volver siempre. O como escuché al entrar en la ría de Ferrol, aquí está mi hogar, donde se acaba el mar”

Moitas grazas, de corazón, por esta honra que recibo coa ilusión de quen se sentiu nesta terra tan acollida e apoiada dende o primeiro día; unha terra que me recibiu hai uns meses cos brazos abertos e que, case sen decatarme, pasou a formar parte de min. Grazas, moitas grazas a todos.”




Intervención do presidente da Xunta na cerimonia de entrega da Medalla de Galicia á Princesa de Asturias


"Su Alteza Real la Princesa de Asturias, Autoridades, Invitados, Señores y señoras,

En esta mañana de verano gallego, junto a esta Plaza en la que desde hace siglos desembocan todos los Caminos de Santiago que han ido forjando la identidad de Europa, de España y de Galicia, contar con la presencia de Su Alteza la Princesa de Asturias para hacerle entrega de la Medalla de Oro de Galicia, supone, para nosotros, y estoy absolutamente seguro de que, para la gran mayoría de gallegos y gallegas, un privilegio y un acontecimiento excepcional. 

La etapa que Su Alteza Real concluirá, en breve, en la Escuela Naval Militar de Marín constituye una parte esencial del itinerario formativo diseñado para la heredera de la Corona, al tiempo que forja una alianza para siempre con el conjunto de Galicia, en general, y con las gentes, sus gentes del mar en particular. 

A escasas fechas de finalizar su paso por la Academia de la Armada -como lo hicieron anteriormente su abuelo y su padre-, la Medalla de Oro de Galicia que le vamos a entregar representa, Señora, el cariño, la adhesión y lealtad sincera de   Galicia, por supuesto a su persona y, por supuesto a la Corona de España que algún día -ojalá muy lejano- está llamada a heredar. 

De la mano de la Corona de la Monarquía Parlamentaria consagrada en la Constitución, la España y la Galicia de nuestros días cuenta con una democracia avanzada y consolidada, y hemos disfrutado, estamos disfrutando y espero que disfrutemos durante muchísimo tiempo, pese a las dificultades del momento actual, del período de mayor libertad, mayor estabilidad, mayor crecimiento y bienestar de toda nuestra historia. 

Libertad, estabilidad, crecimiento y bienestar, pero también -y derivado de todo ello- autonomía política que viene del pacto constitucional y que en Galicia se edifica a partir de nuestro Estatuto de Autonomía del 1981, que sentó las bases para un sistema de autogobierno sólido y ampliamente aceptado por el conjunto de la ciudanía. Ciudadanía que además nos pide que la política que ejercemos los responsables públicos, día a día, consista fundamentalmente en atender y dar soluciones a las necesidades de las personas que nos dan su confianza. 

En un momento en el que la política nacional, es cierto, atraviesa episodios de evidente inestabilidad, Galicia representa un valor seguro. 

Aquí en Galicia, entre todos, hemos sabido preservar un clima de estabilidad institucional y este clima nos permite avanzar con paso firme y nos permite centrarnos en lo que decía antes: resolver problemas. 

Mientras en otros lugares predominan los enfrentamientos y la incertidumbre, Galicia avanza desde el diálogo, la moderación y el sentido de la   responsabilidad. Tres valores que, quizá puedan estar en algún lugar en desuso, en otras latitudes, pero que aquí son, si se me permite la expresión de la Galicia Calidade a la que todos aspiramos. 

Quien no lo entienda así, quien no entiende que su labor como representante público consiste en pensar, gobernar y representar a todos los ciudadanos y no solo a aquellos que coinciden con su ideología, en mi opinión, se está equivocando. 

Galicia conta cunha historia, unha cultura e un idioma de seu que atoparon na Constitución e no  Estatuto o caldo de cultivo idóneo para o seu desenvolvemento. 


Lingua outrora silenciada e maltratada, e que hoxe felizmente goza dun enorme recoñecemento, o que non quere dicir nin moito menos que non necesite sempre da nosa atención e promoción. 

“O povo galego fala un idioma de seu, fillo do latín, irmán do castelán e pai do portugués. Idioma apto e axeitado para ser vehículo dunha cultura moderna”, como expresou Castelao. 

“É unha lingua digna, fermosa, rica, disposta para decir nela todas as cousas novas e vellas” como expresou Ramón Otero  Pedrayo.  

Lingua, historia e cultura conforman o noso feito diferencial, si, é certo; pero tamén é un feito enriquecedor absolutamente compatible coa nosa condición de españois e europeos de pleno dereito, plena consciencia e pleno desexo. 


Desde la Galicia autonomista y constitucional que representamos aspiramos a “hacer juntos” una España con más y mejores oportunidades, en la que todas y todos nos sintamos a gusto. 

Ese hacer juntos mantiene su vigencia en nuestros días pese a intentos, que siempre hay, los está habiendo, de romper nuestra unidad básica. 

Hacemos juntos, desde el más absoluto respeto a la diversidad de cada una de las comunidades y territorios que conforman nuestra nación, la nación española. 

Hacemos juntos, huyendo de las visiones que minusvaloran lengua, cultura o la identidad propia de cada autonomía y que tan orgullosos nos hace sentir. 

Hacemos juntos para ser más fuertes en un mundo, por desgracia, más polarizado en el que, en ocasiones, parece ganar peso la confrontación sin sentido, la abolición del derecho internacional y un intento indisimulado muchas veces, cada vez más, de utilizar el poder de la fuerza antes que el poder de la razón y de los tratados. 

Hacemos juntos para recuperar el espíritu de la transición, que superó la dictadura y asentó la democracia en nuestro país sin derramamiento de sangre que era tan frecuente, por desgracia, en nuestro pasado y en el de otras naciones. 

Hacemos juntos para centrarnos en lo que de verdad importa que es afianzar, seguir afianzando, el estado de bienestar y reforzar y mejorar la vida de las personas, especialmente de las personas que más necesitan de unos poderes públicos centrados en ellos. 

Hacemos juntos para fortalecer nuestra economía, apoyar a las empresas que son aliadas, nunca enemigas, y que son imprescindibles del desarrollo económico y social; y hacemos juntos para ampliar la clase media, que es el auténtico motor y sostén de las sociedades más avanzadas. 

Y hacemos juntos para impulsar la concordia y recuperar la credibilidad institucional intensamente, es cierto, deteriorada en nuestros días. Esto último es tarea prioritaria en la que contamos -no hace falta reiterarlo- con el aliento de Su Majestad el Rey Felipe VI y su familia, que son un ejemplo en España y Galicia, necesitados siempre de referentes. 

Hacemos juntos, en suma, una Galicia y una España de calidade, con la excelencia y el bien común como objetivo compartido.

Gracias Alteza por hacernos el honor de recibir esta distinción. Es un enorme motivo de orgullo para todos nosotros y es un día que, estoy seguro, la inmensa mayoría de los gallegos nunca olvidarán y agradecerán. 

Muchísimas gracias, Alteza."